miércoles, 19 de mayo de 2010

Goleadores Mundiales: Garrincha (Chile 1962)

Garrincha

Sudamérica pedía a gritos la organización de un nuevo mundial pues los últimos se habían celebrado en Europa: Suiza 54 y Suecia 58. Por lo que de nuevo Argentina, siempre enfrentada a la FIFA volvió a solicitarlo. Sin embargo, quedó claro que aquellas pequeñas rencillas que venían de años antes seguían aún patentes. Finalmente, la organización del siguiente mundial se le encargó a Chile.

Desde el primer momento surgieron las dudas, sobre todo, en los países europeos quienes pensaban que Chile no tenía ni los medios económicos ni los deportivos suficientes para afrontar ese evento. Efectivamente, Chile tuvo que invertir una gran cantidad de dinero en modernizar las líneas de comunicación y transportes, además de hacer y remodelar nuevos estadios. Además, Chile sufrió un gravísimo terremoto en mayo de 1960 que dejó un cómputo de más de 5.000 muertos y que devastó una buena parte del país. Ciudades que habían sido anunciadas como subsedes tuvieron que renunciar a organizar sus encuentros y muchos edificios y estadios quedaron literalmente arrasados.

Porque nada tenemos, todo lo haremos“, fueron las palabras de Carlos Dittborn uno de los máximos mandatarios chilenos encargados de la organización, además de ser quien más defendió el proyecto. Poco sabían los europeos de la fuerza y el coraje del país andino.

A pesar de las dudas y problemas, aquello no fue un obstáculo para que cada vez se apuntaran más países. En esta ocasión fueron 57, la más alta participación hasta la fecha. En la fase final, 11 países europeos y 5 americanos serían los participantes. Pero tal fue el interés que despertó por todo el mundo, que hasta las elecciones generales que se iban a celebrar en Alemania y que coincidían con la celebración del Mundial de Chile de 1962 hubieron de suspenderse y aplazarlas.

Desgraciadamente, aquel Mundial se caracterizó por las bajas importantes y por la extrema dureza del juego. Di Stéfano se lesionó antes del Mundial, los ingleses venían con las bajas de los jugadores del Manchester accidentados, y Pelé se lesionó en el primer partido del Mundial contra México.

Brasil ganó en la final por 3-1 a Checoslovaquia de la manos de Garrincha, mejor jugador del torneo y goleador de éste.

Indescifrable, escurridizo, veloz, mágico. Esos son apenas algunos de los adjetivos calificativos que le cabían al brasileño Garrincha, uno de los mejores y más recordados atacantes que se hayan calzado la camiseta del seleccionado brasileño a lo largo de la historia. Con sus regates y goles, los sudamericanos alcanzaron el título en las Copas Mundiales de la FIFA 1958 y 1962.

Si Pelé es considerado como el futbolista técnicamente perfecto por los brasileños, Garrincha será recordado de por vida como la desfachatez hecha jugador. Atrevido, alegre, divertido, este delantero derecho arrancó las sonrisas de miles de fanáticos en todas sus presentaciones.

Pero la vida de Manoel Dos Santos no fue siempre color de rosas. En su infancia, no sólo enfrentó a las defensas más duras de su humilde barrio. Desde su nacimiento la cuidad de Pau Grande, estado de Río de Janeiro, un 28 de octubre de 1933, este virtuoso atacante debió afrontar problemas para dedicarse a su deporte más amado: el fútbol. Por una jugada del destino, el brasileño nació con una pierna 6 centímetros más corta que la otra, lo que lo obligó a visitar varios médicos que le aconsejaron olvidarse del balón. De hecho, el nombre Garrincha obedece a la ocurrencia se su hermana Rosa, quien lo apodó así en referencia a un pájaro característico de Pau Grande. "Era flaco, chueco, cojo y tenía desviada la columna", repiten quienes lo conocieron en su niñez.

Perseverante como pocos, Garrincha lo intentó todo para convertirse en un jugador profesional. Y vaya si lo logró. En 1953, y tras ser descartado en varios equipos por su físico particular, el brasileño finalmente fue aceptado por el Botafogo a pedido del jugador Milton Santos, humillado por ese juvenil de piernas torcidas en un entrenamiento.

Con esa camiseta, el brasileño desplegó todo su repertorio contra las bandas, donde se cansó de eludir rivales con sus imprevisibles corridas. Los aficionados se enamoraron rápidamente de sus regates y amagos capaces de enloquecer a cualquier defensa, por lo que lo apodaron "Alegría del pueblo" y "Chaplín del fútbol".

Rápidamente, Garrincha alcanzó la selección nacional, con la que debutó el 18 de septiembre de 1955 contra Chile (1-1). En la Copa Mundial de la FIFA, disputó 12 partidos y convirtió 5 goles (50 juegos y 12 goles en total). A apenas a cinco años de su debut en su primer equipo, se consagraría campeón mundial en Suecia 1958, la primera estrella de los actuales pentacampeones. Allí formó una delantera inolvidable junto a Didí, Vavá, Mario Zagallo y un niño de 17 años que comenzaba a hacerse notar: Pelé. El equipo que conducía Vincente Feota obtuvo además otros reconocimientos, ya que fue el primer equipo campeón fuera de su continente, además de coronarse en forma invicta.

No obstante, Garrincha tendría su explosión futbolística cuatro años más tarde. En Chile 1962, este flaco y desgarbado delantero fue considerado el mejor jugador del torneo. Brasil, dirigido entonces por Aymore Moreira, sufrió la baja de Pelé por lesión. Allí surgió la magia incalculable de quien se anotó además como uno de los tantos goleadores que tuvo el torneo con 4 conquistas. "¿De qué planeta procede Garrincha?", se preguntaba el diario Mercurio de Chile tras la eliminación de los locales a manos de los brasileños. La obtención del bicampeonato enalteció aún más la imagen del jugador del Botafogo en Brasil, donde muchos lo consideran el segundo mejor jugador de la historia del país.

Su última aparición mundialista se produjo en Inglaterra 1966, donde exhibió los últimos destellos de su juego conocido por todos. Lamentablemente para él, Brasil fue una sombra del equipo campeón en Chile y quedó eliminado en primera ronda como consecuencia de las derrotas ante Hungría y Portugal. Garrincha jugó los tres encuentros, y se anotó con un gol en el único triunfo del conjunto de Vincente Feota ante Bulgaria.

El fenómeno Garrincha superó el estrictamente futbolístico, por lo que se convirtió en actor involuntario de las obras de muchos artistas latinoamericanos. "Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo; la pelota, un bicho amaestrado; el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha defendía a su mascota, la pelota, y juntos cometían diabluras que mataban de risa a la gente. Él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella lo corría. En el camino, los rivales se chocaban entre sí", definía Eduardo Galeano, uno de los más prestigiosos escritores del continente y reconocido amante del fútbol.

En cuanto a su carrera deportiva en clubes, su gran amor fue el Botafogo, equipo donde jugó durante 12 años, ganó dos torneos Río-Sao Paulo, tres Campeonatos Carioca y anotó casi 250 goles. En 1966 se marchó al Corinthians antes de pasar por el fútbol de Colombia y Francia, aunque ya no volvería a ser el de antes.

La vida le jugó una mala pasada al imparable delantero, quien contrastaba su increíble destreza deportiva con una vida alborotada y plagada de vicios. Así, su reconocida adicción al alcohol y su inquebrantable amor por las noches le complicaron el camino hacia un final de carrera brillante.

Con cirrosis, Garrincha se despidió de la vida a la temprana edad de 49 años, un 20 de enero de 1983. Su cuerpo fue velado en el mismísimo estadio Maracaná, al que acudieron miles de fanáticos. Su cajón, besado por muchos, llevaba la bandera de Botafogo, donde descansa en Pau Grande.

Grandes jugadas de Garrincha

 

Garrincha en Fiebre Maldini

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